lo mismo que se aparta la niebla
con el soplo del viento,
y deja paso a un camino claro
en el que una cascara de arroz
puede brillar mas que el sol.
Las palabras pierden su medida:
los "te amo" a media voz,
los "eres mi vida", es un dialogo
torpe, jubiloso, vergonzante.
La ternura borra por un instante
tantos cuerpos conocidos
con prisa y sin deseo.
Como un placer prohibido
regresa la esperanza:
otra vez a la esperanza
de que el teléfono timbre
o una carta o solo la espera.
María Mercedes Carranza
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